El agente productor de hielo por excelencia es la nieve. Sobre esta materia tan perecedera, las culturas mediterráneas alzaron un comercio muy sólido y vigoroso.

Este comercio que tanto auge tuvo desde el siglo 15 al siglo 20 desapareció de golpe debido a un avance tecnológico, la creación de hielo artificialmente, por lo que muchos depósitos situados en áreas urbanas desaparecieron rápidamente, otros han tenido una rápida degradación, y finalmente otros quedan olvidados y solitarios a las sierras de la Comunidad Valenciana, mostrando a todos sus grandes pozos y paredes.

Las Cavas de la comunidad forman parte de su patrimonio por tres motivos muy claros: como edificios monumentales, como elementos de la arquitectura rural, y como parte de los paisajes montañosos valencianos. Algunas neveras, por sus dimensiones y esmerada estructura, son auténticos monumentos y acreedores por ellas mismas, de protección como tantas otras edificaciones.

Todos los depósitos, incluso los más deteriorados o sencillos, son elementos de la arquitectura rural.

Por último, reseñar que estas cavas han potenciado y singularizado de forma desmesurada los parajes donde están ubicadas, a menudo perdidas en las montañas.

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